Muriedas, Pío

Foto de Muriedas, Pío
  • Nacimiento/Fallecimiento
    1903-1992
  • Procedencia
    Santander

Pío Muriedas nació en Santander el 5 de julio de 1903.

Actor y juglar de la poesía. Después de estudiar en la escuela laica de Aurelio Herreros y en la Escuela Evangélica Protestante, se escapó con doce años a Barcelona donde probó variopintas ocupaciones, entre ellas la de vendedor de periódicos y «sparring» en un gimnasio boxístico. Finalmente la vinculación de su padre, portero de teatro, le introdujeron en el mundo de la escena y fue tramoyista del Teatro Pereda y comparsa del Salón Pradera.

Su primera actuación teatral tuvo lugar el 21 de septiembre de 1921 en el Teatro Calderón de Valladolid, con ‘La noche del sábado’, de Jacinto Benavente. Su carrera de actor se interrumpiría con la guerra del 36. A partir de entonces se incorporaría al grupo de artistas e intelectuales que colaboraron con el ejército republicano para llevar la poesía revolucionaria a los frentes, recitando poemas de García Lorca, Alberti, Miguel Hernández, León Felipe y José Bergamín, entre otros. Con este cometido interviene en los frentes de Reinosa, Lemona, Zaragoza, y Barcelona. Ocupó en Santander el puesto de secretario general de la Unión de Escritores de Artistas Revolucionarios. Exiliado a Francia, donde fue confinado en un campo de concentración, de regreso a España fue condenado a muerte, aunque gracias a la intercesión de José María Pemán, le fue sustituida la condena por la de quince años y un día.

Tras salir de la cárcel continuó recitando versos, aunque fue obligado a cambiar de nombre, utilizando el de Pío Fernández Cueto. Entre 1946 y 1958 da más de 700 recitales de poesía por Málaga, Logroño, Bilbao, Burgos, Salamanca, Valladolid… contribuyendo a divulgar diferentes generaciones y escuelas poéticas. Ramón María del Valle Inclán se refirió a Pío Muriedas como «recitante de capa, daga, camino y mesón».

Escribió ‘Poemas a María Luisa Gochi y versos’, junto a otros autores, y ‘Aquí queda esto‘.

Sus últimas apariciones públicas fueron por los años ochenta, cuando al frente de la compañía dramática que llevó su nombre dirigía el auto sacramental de Calderón de la Barca, ‘El gran teatro del mundo’.

El 30 de enero de 1982 el Ayuntamiento de Santander le dedicó una de las farolas con base de piedra en la Plaza de Numancia, donde se inscribió la frase: «Oh voz de las voces sobre el haz de España» 

Murió en Santander en 1992.

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