El escritor Benito Madariaga de la Campa, fue homenajeado durante la clausura del XXIII Ciclo de Conferencias sobre Prehistoria de Puente Viesgo, donde desarrolló el tema ‘Signos y símbolos de las cuevas de la región cantábrica’.
Madariaga confesó que su iniciación a la Prehistoria se debió a su amistad con Joaquín González Echegaray y a su tesis doctoral en la carrera de Veterinaria que versó sobre las lapas, molusco muy frecuente en los concheros del Paleolítico. También fue determinante haber conocido a las hijas de Hermilio Alcalde del Río, Clotilde y Angelita, gracias a las cuales pudo escribir en 1972 el libro ‘Hermilio Alcalde del Río. Una escuela de Prehistoria en Santander’, aunque recordó que su primera obra sobre el tema fue ‘Las pinturas rupestres de animales en la región franco-cantábrica’, escrita en 1969 con un prólogo de Félix Rodríguez de la Fuente.
La última obra de tema prehistórico que ha publicado es ‘Vida y muerte en la cueva de Altamira (Cantabria)’, de 2005, en la que hace nuevas interpretaciones de las figuras animales desde la perspectiva que le aporta su formación académica como veterinario, una excepción entre los investigadores que estudian el arte paleolítico cantábrico.
Benito Madariaga trabajó con diversos prehistoriadores, como el mencionado González Echegaray, Miguel Ángel García Guinea, Leslie G. Freeman, Alfonso Moure, Ignacio Barandiarán, Jesús Altuna, Juan María Alellániz o Antonio Begines, a la vez que conoció a destacados investigadores como Martín Almagro, Luis Pericot, Antonio Beltrán y Francisco Jordá Cerdá.