El presidente de la Sociedad Cántabra de Escritores (SCE), Marino Pérez Avellaneda, impidió hablar a los socios denunciantes de los plagios, y en especial al socio fundador de esta asociación, Raúl Gómez Samperio, durante la asamblea general que este socio, junto con catorce más, había solicitado para tratar la denuncia de los plagios en obras editadas por la propia Sociedad de Escritores. Además, la asamblea decidió nombrar socia de honor a la responsable de las obras plagiadoras.
La respuesta del presidente de la SCE se limitó a descalificar al denunciante de los plagios desviando la cuestión a temas ajenos al orden del día, sin dejar que Gómez Samperio explicara los motivos de la denuncia. De esta manera el presidente, apoyado por el tesorero de esta asociación Isidro Rodríguez Castanedo, impidió que se presentara, y por lo tanto que se debatiera y aprobara, un comunicado contra el plagio que tras el cierre de la reunión, decretada unilateralmente por Pérez Avellaneda, entregó al secretario el propio Gómez Samperio.
La asamblea estaba convocada a petición de un grupo de socios que rechazaban el plagio detectado en los pliegos poéticos ‘La Horadada, poemas sin fronteras’, una obra colectiva que recoge 27 poemas de miembros de esta sociedad de escritores, con uno de ellos que es copia literal del poeta ya fallecido, Joaquín Cueto que firmó su hija, Eva Cueto.
Se da la circunstancia de que esta obra ha sido editada por la propia Sociedad Cántabra de Escritores, lo que en criterio de alguno de los solicitantes de la asamblea es algo que desprestigia al colectivo de los escritores y proporciona un ejemplo indeseable de lo que debe ser una asociación de estas características.
Repetición de la gravedad
Durante la petición cursada para que se convocara la asamblea, se dio la circunstancia de que la Sociedad Cántabra de Escritores ha publicado otra obra colectiva con el título de ‘Goterales’ donde también se han detectado cinco plagios de la misma persona, y que ninguno de los denunciantes pudo explicar ante la denegación de la palabra del presidente de la SCE. Esta obra, como la anterior, se ha imprimido con dinero público de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte que sugirió la suspensión de la presentación de esta publicación en un acto que estaba previsto llevarse a cabo en Torrelavega.
Sociedad de Escritores sin escritores
En la asamblea, el presidente de la SCE, Pérez Avellaneda, dejó claro que no existen más criterios para pertenecer a la Sociedad Cántabra de Escritores que el hecho de amar la lectura y los libros, de tal manera que es la propia junta directiva la que determina la admisión sin más criterios selectivos que los que ella considere oportuno. También admitió que desconoce si los 19 socios que se han incorporado este año tienen o no obra publicada, ya que no se exige que los nuevos miembros sean escritores.
La responsable de las obras plagiadoras, socia de honor
Durante la asamblea general ordinaria, la junta propuso que se nombrara socia de honor a Delia Laguillo, que curiosamente ha sido la responsable coordinadora de las dos obras plagiadoras.
Tras el cierre de la sesión, varios socios protestaron ante Pérez Avellaneda por no dejar explicarse a Gómez Samperio en su denuncia de los plagios ni en su defensa de los ataques a los que fue sometido con falsas acusaciones, y cuya defensa el socio fundador no tuvo ocasión de exponer.
También se quejaron algunos socios que durante la primera asamblea se retiró la petición de intervenir comunicando que se podría hacer en la segunda, la de carácter extraordinario, pero fue precisamente en ésa donde no se permitió a nadie tomar la palabra.