El Colegio de Arquitectos de Cantabria ha presentado el libro ‘Cuarenta años de arquitectura en Cantabria 1942-1982’, editado con la colaboración del Gobierno de Cantabria, y que supone la continuación del volumen anterior ‘Treinta años de arquitectura en Cantabria (1983-2013)’.
La publicación recoge las cuarenta obras más representativas de cuatro décadas de historia de Cantabria, con la guerra civil española y el incendio de Santander en 1941 como dos elementos centrales del contexto en que parte este relato de arquitectura y memoria.
El decano del Colegio de Arquitectos, Moisés Castro y el coordinador del libro, Nicolás Lastra, asistieron al acto de presentación realizado en la Sala Griega del palacio de Festivales. También asistió el vicepresidente del Gobierno, Pablo Zuloaga, que se comprometió a seguir apoyando este proyecto con una nueva obra que complete el repaso histórico del siglo XX en Cantabria a través de su arquitectura.
El libro selecciona 40 obras de arquitectura en Cantabria que se han considerado más representativas de cada momento histórico.
La década de los años 40 aparece ilustrado con el final del desarrollo del balneario del Sardinero, la reconstrucción santanderina incluyendo las Estaciones, el Barrio Pesquero, la Plaza Porticada, y los desarrollos industriales previos que se extenderían en décadas siguientes.
También recoge obras con un discurso arquitectónico más moderno, que exhiben marcadas influencias racionalistas, mientras que otras hacen guiños Art-Decó que recuerdan a la Secesión vienesa.
En materia de vivienda, analiza el desarrollo de nuevos barrios emergentes como el San Gil en Torrelavega y el bloque de viviendas Feygon en Santander, así como los sometidos a los procesos de renovación urbana, como el barrio pesquero de la Dársena de Maliaño en Santander.
La entrada en la modernidad de los 50 queda reflejada a través de obras como el Club Náutico de Castro Urdiales o la Tabacalera de Santander, y a escala más modesta, la Casa Olano de José Antonio Coderch y Manuel Valls. En el ámbito docente y religioso, destacan los Colegios de los Sagrados Corazones y de Nuestra Señora de la Paz en Torrelavega.
El pensamiento arquitectónico del periodo desarrollista, entre los 60 y los 70, se manifiesta a través obras como el poblado de la Hermida en Peñarrubia o las viviendas del Paseo Menéndez Pelayo de Juan José Resines del Castillo.
El periodo de la transición, marcado por una nueva organización administrativa del Estado, trajo consigo el aumento del volumen en los encargos arquitectónicos, lo que se tradujo en la construcción de nuevos equipamientos y edificios de carácter público. Asimismo, la historia pasa a ser un elemento cultural específico y diferenciador de cada región, por lo que aparece un especial interés por el patrimonio arquitectónico, como aparece reflejado en la intervención en la Torre de Don Borja en Santillana del Mar.
Los edificios seleccionados en este libro se presentan mediante fotografías, texto explicativo acompañado por coordenadas espaciales y código QR que remite a su ubicación exacta en un mapa alojado en la web.