Jesús Pindado disertó sobre la espiritualidad en la poesía de Gerardo Diego

Pindado junto a la estatua de Gerardo Diego instalada en la avenida de la Reina Victoria de Santander

El periodusta y escritor Jesús Pindado evocó en el Real Club de Regatas la figura del poeta santanderino Gerardo Diego, primer antólogo de la Generación del 27, fundándose en su trato directo y en diversas entrevistas con él, incluida la primera en profundidad que le hizo en TVE en tiempos de Mario Antolín.

Pindado aludió a los “tiempos actuales de poca fe” del posmodernismo y del “pensamiento débil” (del “creo porque creo” de Unamuno al “creo que creo” de G. Vátimo y al “quiero creer” del propio Diego), se refirió también a los demás “referentes” de la Generación del 27 y a otros “cercanos” como Buero Vallejo “con la suerte y gratitud de haberlos conocido y de haber sido bien recibido por algunos de ellos en sus casas o en el café”, concretamente en las casas de Dámaso Alonso, en la de Buero en Hermanos Miralles o en muy diversas ocasiones en el “Café Gijón”.

De las imágenes al retrato y autorretrato, recordó Pindado a don Gerardo “quien imponía respeto entre rígido y elegante, pero siempre amable” con sus largos silencios a los que se ha referido como nadie Vicente Aleixandre, “al callar de Gerardo Diego”, el de la amistosa y “delgada sombra cuidadosa y acompañadora”, anticipador con su “sorprendente pupila de brujo” o de vate que muchos años después iba a ver “completa su irradiación luminosa”, el cénit previsto en su pequeño laboratorio”.

Como bien específica clave de “expresiva conciencia de prisa y urgencia” puede entenderse, según Pindado, la “misión poética” que sintió Gerardo Diego, de quien el conferenciante ya quiso honrar su memoria con el recuerdo y la glosa que hizo con motivo de su muerte el 8 de julio de 1987 en el Boletín de la Biblioteca de Menéndez Pelayo. A través de la breve selección temática de algunas de sus inquietudes más sentidas como el paisaje, la enseñanza, la paternidad y la fe dispuso del hilo argumentativo que refrenda el espíritu e intensidad de su necesidad poética de expresarse.

Poeta “diverso y uno” volvió a preguntarse si Diego es más un clásico o clasicista, creacionista, ultraísta o surrealista, etc. para responderse que es un “poeta absoluto” señalando con Pere Gimferrer y que debe buscarse en su voz no en su lectura externa su unidad esencial o su “complementariedad” en el ritmo y en “la cohesión de lo musical” según Luis Felipe Vivanco.

Pindado cotejó sus afirmaciones con extractos de la obra del autor de “Versos Humanos” y con variados de sus textos poéticos. Especial énfasis puso en las poemas-oración (“Poeta sin palabras”, 1918) y en la plegaria de “dos gotas de fé” ante “la partida que la muerte y la vida le estaban jugando al ajedrez” como dijo en un hermoso poema creacionista que gustaba recordar a Germán Gullón.

Pindado no dejó de abordar anécdotas de interés, cierta polémica política e incluso controversias estéticas gerardianas destacando el rigor y la humildad de Diego, así como su producción de medio centenar de libros poéticos, su sentido de la amistad y, sobre todo, su hipersensibilidad y su exquisitez y sobriedad.

 

 

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